Su pluma prolija y versátil condensa sesenta años de experiencia y su nombre figura como piedra angular en el registro de medios como Última Hora, La Prensa, La Crónica y Caretas.
De prósperas flotas de noticias y negocios en el siglo XX, muchos diarios han terminado convertidos, a merced de la revolución tecnológica, en inestables y precarias embarcaciones navegando donde la corriente quiera.
En un escenario dominado por internet, los diarios de papel tratan de reubicarse y sobrevivir con dos opciones: ser populares y desechables o de élite y colección.
Salvo excepciones, la gran mayoría de políticos que aspira a convertirse en presidente, congresista o alcalde, no aborda el asunto de la concentración mediática.