Detrás de los abusos sexuales de un párroco, el trabajo tenaz y metódico de un puñado de periodistas descubre una legión de sacerdotes pederastas protegidos por su cardenal.
De prósperas flotas de noticias y negocios en el siglo XX, muchos diarios han terminado convertidos, a merced de la revolución tecnológica, en inestables y precarias embarcaciones navegando donde la corriente quiera.
Una mañana de octubre de 2012 cinco periodistas peruanos ingresaron a la sede de Mediapart. Su austera sala de redacción contrastaba con las instalaciones solemnes de Le Figaro y Le Monde, los dos paquidermos de la prensa francesa.